jueves, 1 de diciembre de 2011

...Quise quedarme pero me fui...

Así dice una de mis canciones favoritas, "Filosofía barata y zapatos de goma". Me fuí, porque últimamente parece que el destino busca convertirme en experta en materiales de construcción y técnicas de plomería. Y no me dan ganas de escribir sobre eso. Rotundamente, no.
Ya lo dije antes: ni el CSI sabrá lo que pasó con las cañerías de casa; sólo espero que no encuentren a Godzilla o a la minita de "La llamada" viviendo ahí abajo.
De momento, estamos en obras. Y yo estoy aprendiendo a no desesperarme con las mil y un demoras de los chabones que, hay que reconocerlo, son unos capos. Ni en pedo me meto 17 metros bajo tierra.
Me están llamando: probablemente porque alguien se olvidó de traer algo, y voy a tener que ir a putearme con el proveedor de áridos; aros para pozos o lo que corno sea esta vez. Les dejo una fotito, para que se hagan una idea.

Siempre tuve la fantasía de que vivimos sobre un hormiguero gigante, y por ahí andan los bocetos que hice en alguna que otra espera. Pero la realidad siempre cachetea a la ficción. Ampliamente.