viernes, 23 de marzo de 2012

Tiempo

A veces es difícil volver de los recuerdos, pero estoy segura de que es infinitamente peor no viajar hacia ellos. Y en verdad, ellos vienen a nosotros, sin pedir permiso. Se escurren por las grietas de la prisa cotidiana, despacito y en silencio. Crecen y se extienden, como árboles más o menos luminosos, que a menudo nos arañan la piel con sus ramas cuando estamos desprevenidos. O nos sorprenden con una flor de luz; el fruto dulce de una carcajada atrapada en otro tiempo. Otro tiempo que en realidad es el mismo, porque los minutos se tejen y se entrecruzan como tapices...mucho de lo que está hoy, depende de lo que fue ayer. Y el ayer tiene límites imprecisos: ¿Quién sabe dónde termina?. "Hoy" es un concepto que fluye, se nos escurre de las manos y pasa a ser "ayer" en un parpadeo. "Ahora" acaba de pasar y está siendo.
Honestamente, creo que el viaje no es en línea recta, sino a través de las vueltas de la memoria. Y somos afortunados de tener compañía.