sábado, 22 de febrero de 2014

Poesía (ajena) para la vida.


Cuando pase el temblor...


Hay momentos en los que una siente que todo tiembla: alrededor; adentro; arriba, abajo; mientras que el mundo - esa ficción que habitamos- permanece como siempre, y nadie se entera de esa "hecatombe miniatura" que nos sacudió.  Ahí estamos, contemplando las ruinas de lo que era un universo ordenado y ahora es un lugar en dónde todo está patas arriba; mezclado; astillado; roto... en fin. Hasta que una esquiva los pedazos de techo que siguen cayendo, y se abre paso hasta un rincón mínimo dónde serenarse y empezar a barajar y dar de nuevo. Y es ahí, es entonces, donde algo nos salva de la caída libre; o nos permite dar el alarido de guerra que necesitamos para volver a empezar; revolear los almohadonazos correspondientes o lo que sea que necesitemos hacer. Ese "algo" puede ser cualquier cosa: un objeto; una imagen; una frase...y la lista seguiría infinitamente. A veces, basta con un simple recuerdo, pero con el tiempo descubrí que los recuerdos suelen estar anudados a cosas tangibles, por lo que sin darme cuenta, empecé a armar una especie de "botiquín de primeros auxilios para el alma atormentada". Suena tremendamente cursi, y por lo tanto, cómico, así que me encanta llamarlo  de esa manera: cuando me arrastro como una babosa atontada en su búsqueda, ya tengo un motivo para reírme un poco...No es otra cosa que un cuaderno y una caja en las que escribo, corto; pego y guardo cosas que me hacen bien. Entiéndase que "bien" puede significar tanto que que me permite llorar por un buen rato, como que me deja abstraída del mundo; o me ayuda a remarla, simplemente. Anoche, en medio de una de esas hecatombes, encontré mi caja. Y lo que me rescató, fue este poema, que de seguro muchos conocen, al menos en sus primeras líneas:


"Ríe, y el mundo reirá contigo.
Llora, y llorarás sólo.
Porque este viejo mundo necesita pedir prestada su alegría,
pero tiene suficiente de sus propios problemas". 


Y la siguiente estrofa:


"Regocíjate, y los hombres te buscarán;
laméntate, y se marcharán.
 Quieren la medida completa de  tu placer,
pero no necesitan tu congoja".

Sonará extraño, pero resultó muy esclarecedor.Simplificando, diría que me sirvió para entender que, algunas (muchas) veces, cuando alguien te pregunta cómo van tus cosas, no es eso lo que quiere saber realmente, sino que quizá tan solo espera escuchar aquello que le permita reír contigo. Puede que me equivoque, porque al fin y al cabo, lo que el otro busca siempre es un misterio; y quizás haya gente que sí quiera saber exactamente lo que está preguntando.Por lo pronto, creo que el dolor es privado, personal e intransferible. Y existen muy pocos, poquísimos espacios por dónde transitarlo acompañado. Afortunadamente, existen. Sólo hay que saber distinguir con quiénes si y con quiénes no.  Hecatombes existenciales, que te salen al cruce, de la mano de las buenas intenciones. La paradoja de que es imposible no comunicar, y  a la vez, la comunicación no existe. Eso, y algunas revelaciones sorpendentes es lo que estoy encontrando debajo de los restos de este espejo astillado.



"Solitude"


Laugh, and the world laughs with you;
Weep, and you weep alone.
For the sad old earth must borrow it's mirth,
But has trouble enough of its own.
Sing, and the hills will answer;
Sigh, it is lost on the air.
The echoes bound to a joyful sound,
But shrink from voicing care.


Rejoice, and men will seek you;
Grieve, and they turn and go.
They want full measure of all your pleasure,
But they do not need your woe.
Be glad, and your friends are many;
Be sad, and you lose them all.
There are none to decline your nectared wine,
But alone you must drink life's gall.


Feast, and your halls are crowded;
Fast, and the world goes by.
Succeed and give, and it helps you live,
But no man can help you die.
There is room in the halls of pleasure
For a long and lordly train,
But one by one we must all file on
Through the narrow aisles of pain.


Ella Wheeler Wilcox