"La Murga Trasnochada", Héctor Romanzini, 2000. (Acrílico y óleo s/ tela.) |
Creo que es posible enamorarse de cualquier cosa. De una
ciudad, por ejemplo.
Recuerdo esa primera entrada a la ciudad, con mi viejo
manejando bajo una llovizna de verano por una
avenida Colón llena de gente, puteando por el tránsito, y mirándome de
reojo a ver si me asustaba y decidía
volver a casa sin inscribirme en la facu. Si hubiera podido leer mi mente, o
escuchar mi corazón entonces, habría oído esa frase que determinó en gran parte
mi vida hasta hoy: “Acá quiero echar raíces”. Si señores, la “gringuita de
pueblo acostumbrada a que todo estuviera a tres cuadras y no tuviera más de dos
plantas”, ya estaba enamorada de este
laberinto de historias; tonadas y experiencias de vida; arte; amor y muerte.
Agradezco cada día que amanezco en Córdoba, los amigos que
encontré y las cosas que descubro a cada paso. Y es que esta ciudad se presta
al descubrimiento para el ojo atento. “Como todas”, me dirán.
Al margen, adoro sumergirme en el caos y el bullicio de sus
calles, repletas de personajes y frases memorables, que te toman desprevenida y
te arrancan la carcajada a pesar tuyo. Es que sólo en Córdoba hay un apodo
certero cada cinco minutos; el tunga tunga inevitable del cuarteto; viajes en bondi dignos de una película de
Alex de la Iglesia, y al mismo tiempo, otra
ciudad, una ciudad fantasma que se alza justo encima de la que vemos, plagada
de historias que desconocemos y nos esperan ahí, ansiosas de ser descubiertas.
Transitar sus calles es una invitación a la paradoja: a descubrir
universos completamente diferentes coexistiendo y atravesándose
mutuamente a cada latido. Universidad; ciencia; arte; idiomas de todos los puntos
del planeta, mezclados con el fernet; los alfajores y el cuarteto. Todos dignos
de ser explorados, con los ojos bien abiertos y el oído libre de prejuicios…si
es posible.
“Camino con cuidado porque no sé los huesos de que
antepasado estaré pisando”, decía Arturo Romanzini. Frase que me lleva a pensar
en cuánto desconozco este lugar, y a imaginar historias de personajes célebres;
pasadizos ocultos, amores y traiciones. Historias que, iré descubriendo mientras
recorro las calles de esta ciudad que elegí, y que de alguna manera, me eligió
también.
genia! y a seguir escribiendo, que cuanto más se escribe más fluido plasmamos nuestro sentir
ResponderEliminar¡Graciass Totalesss!
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