Cuando pase el temblor...
Hay momentos en los que una siente que todo tiembla: alrededor; adentro; arriba, abajo; mientras que el mundo - esa ficción que habitamos- permanece como siempre, y nadie se entera de esa "hecatombe miniatura" que nos sacudió. Ahí estamos, contemplando las ruinas de lo que era un universo ordenado y ahora es un lugar en dónde todo está patas arriba; mezclado; astillado; roto... en fin. Hasta que una esquiva los pedazos de techo que siguen cayendo, y se abre paso hasta un rincón mínimo dónde serenarse y empezar a barajar y dar de nuevo. Y es ahí, es entonces, donde algo nos salva de la caída libre; o nos permite dar el alarido de guerra que necesitamos para volver a empezar; revolear los almohadonazos correspondientes o lo que sea que necesitemos hacer. Ese "algo" puede ser cualquier cosa: un objeto; una imagen; una frase...y la lista seguiría infinitamente. A veces, basta con un simple recuerdo, pero con el tiempo descubrí que los recuerdos suelen estar anudados a cosas tangibles, por lo que sin darme cuenta, empecé a armar una especie de "botiquín de primeros auxilios para el alma atormentada". Suena tremendamente cursi, y por lo tanto, cómico, así que me encanta llamarlo de esa manera: cuando me arrastro como una babosa atontada en su búsqueda, ya tengo un motivo para reírme un poco...No es otra cosa que un cuaderno y una caja en las que escribo, corto; pego y guardo cosas que me hacen bien. Entiéndase que "bien" puede significar tanto que que me permite llorar por un buen rato, como que me deja abstraída del mundo; o me ayuda a remarla, simplemente. Anoche, en medio de una de esas hecatombes, encontré mi caja. Y lo que me rescató, fue este poema, que de seguro muchos conocen, al menos en sus primeras líneas:
"Ríe, y el mundo reirá contigo.
Llora, y llorarás sólo.
Porque este viejo mundo necesita pedir prestada su alegría,
pero tiene suficiente de sus propios problemas".
Y la siguiente estrofa:
"Regocíjate, y los hombres te buscarán;
laméntate, y se marcharán.
Quieren la medida completa de tu placer,
pero no necesitan tu congoja".
"Solitude"
Laugh, and the world laughs with you;
Weep, and you weep alone.
For the sad old earth must borrow it's mirth,
But has trouble enough of its own.
Sing, and the hills will answer;
Sigh, it is lost on the air.
The echoes bound to a joyful sound,
But shrink from voicing care.
Rejoice, and men will seek you;
Grieve, and they turn and go.
They want full measure of all your pleasure,
But they do not need your woe.
Be glad, and your friends are many;
Be sad, and you lose them all.
There are none to decline your nectared wine,
But alone you must drink life's gall.
Feast, and your halls are crowded;
Fast, and the world goes by.
Succeed and give, and it helps you live,
But no man can help you die.
There is room in the halls of pleasure
For a long and lordly train,
But one by one we must all file on
Through the narrow aisles of pain.
Ella Wheeler Wilcox
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